soneto 20

Señor del amor mío, cuyo mérito
obliga mi homenaje de vasallo,
te envío esta embajada manuscrita,
mi devoción probando y no mi ingenio.
Grande es mi devoción: mi pobre espíritu
la muestra sin ropaje de vocablos
y espera, aunque desnuda, que en tu alma
le dé tu comprensión fácil albergue;

hasta que el astro que mi andanza guía
me señale con brillo favorable,
y al ornar mis andrajos amorosos
haga que yo merezca que me mires.

Así podré exhibir mi amor ufano,
pero hasta entonces rehuiré la prueba.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario